Viaje a Zaragoza. 18-10-014.

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El Fénix de Zaragoza.

Buenos días desde la máquina de pergeñar crónicas. Soñaba el mago Ali Ben Juan que un ave fabulosa anidaba a orillas del río Ebro, en el lugar llamado Zaragoza. Y allí en sus riberas puso un huevo diamantino, codiciado tesoro de los hombres. Se fue Ali a ver al rey de Valencia para contarle su sueño, y este mando presto que acudieran los más valientes caballeros para ir en busca del tesoro escondido.
Se presentaron en palacio: Luisón el audaz, Daniele el invencible, Asier el batallador, David Marco el intrépido, Alex el furioso, Hugo el temerario, Vicente el bravo, Ximo el bárbaro, Arnau el indomable, Luís el osado, Mario el bizarro, Gonzalo el gallardo, David Meis el de pelo en pecho y Juancho el lanzado, hijo del mago Ali.
-Partid nobles paladines, dice el rey. Que Dios os proteja, y que vuestro viaje sea provechoso para todos. Te encomiendo Ali Ben Juan el éxito de esta aventura. Salid al alba, no lleguéis tarde, y llevaros bocata para el camino.
-Así sea majestad. ¡Vamos todos a Zaragoza!
Ya clarea el día, y las huestes esperan la señal, cuando a lomos de su borrico llega alterado el moro Ben Juan, junto al caballero Juancho.
La partida cabalga sin descanso y alcanza la orilla derecha del Ebro, donde esperan los custodios del preciado tesoro, los guardianes del Fénix.
Los caballeros de Valencia piensan que esto va a ser como jugar al gua. Pero pronto descubren que los mañicos son terribles luchadores, que protegen su piedra preciosa con uñas y dientes.
El primero que se lanza al ataque es Luís, el más valiente entre miles, derribando a diestro y siniestro; Daniele, siempre en primera línea, aprovecha para escapar con el brillante oval, pero los guardianes se resisten. Hace falta toda la fuerza arrolladora de Hugo, para hacer tambalear su línea defensiva. Asier y David Marco casi perecen en el intento, tan impetuosamente arremeten contra el enemigo asaltado. En medio de la lucha encarnizada brilla Luisón febril y desmelenado. Estos maños parecen infranqueables hasta que el raudo y veloz Mario, con un quiebro en un agujero de rata, desarma a las huestes del Fénix.
Pero la lucha continua, y se unen a los guardianes del Fénix los licenciados de la universidad doctos en el arte de la guerra. Como adalid en el campo aparece resuelto Vicente con su juego de rompe y rasga. Ahora necesitarán los valentinos toda la fuerza salvaje de Ximo para doblegar al enemigo. Con arrojo y alegría se unen a la lucha como leones Alex y Arnau.; animoso y decidido Gonzalo toma las riendas del encuentro; con redaños y coraje Juancho y David Meis asestan la puntilla, cuando de repente surge del cielo el ave fénix en llamas, se apodera del huevo, y huye entre cenizas hacia las altas nubes.
Así que todos deciden poner fin a la lucha, y juntos en buena compaña se van a compartir el pan, el vino y el aceite. Mientras Ali Ben Juan sigue soñando con su tesoro.
¡Entrena con ganas, y sé fiel a tus amigos!

Muchas gracias a nuestros anfitriones del Fénix, y a todos los que acudieron al viaje y compartieron con nosotros penas y alegrías.
El miércoles y viernes entrenamiento, el sábado empieza la competición.

David Marco, Hugo, Mario, Vicente, Alex, Daniele, Gonzalo, Ximo, Asier y Arnau marcaron ensayos en dos estupendos partidos.
Atentamente entrenadores S-10.