VALENCIA RUGBY-Fénix DHB (Jornada 9) APLAZADO

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UNA DERROTA PARA PASAR PÁGINA (15-43)

La Liga que estamos disputando esta temporada tiene sus cosas. Es complicado cogerle el ritmo a una competición en la que juegas dos partidos aplazados en siete días, o que la atención se centra en la opción de que puedas incluso disputar tres partidos en tres días. De locos. Esta es la Liga extraña, por llamarla de alguna manera, que nos ha tocado jugar esta temporada. No por ello justificamos la derrota ante el Fénix de Zaragoza, equipo que evidenció ser superior durante el encuentro disputado en Quatre Carreres correspondiente a esa novena jornada que también estaba entre paréntesis. Pero quizás, sí que es cierto, que el marcador fue más abultado de lo esperado si lo comparamos con el papel que se realizó ante equipos tan fuertes como el L’Hospitalet.

El Fénix fue mejor. Hay que reconocerlo. Desde el inicio hasta el final. Nuestro equipo plantó cara hasta donde pudo ante un rival que es de lo mejor que se ha visto en Quatre Carreres esta temporada y que llegaba a València muy motivado pese a que se había quedado fuera de la lucha por el ascenso. Deben estar muy dolidos por ello. Porque tienen equipo. Aún así, el Fénix salió a por la victoria desde el inicio del choque. Entró, además, mucho mejor en el partido. Y se benefició de nuestros errores para ir acumulando ventajas en el electrónico. Así, al descanso se llegó con ventaja visitante (3-24) en cuarenta minutos en los que solo pudimos anotar un golpe de castigo de Alberto Vidal y recibimos tres ensayos en contra.

Todo estaba muy cuesta arriba. Pero se puso peor. La segunda parte comenzó de la misma manera que la primera, con un Fénix que no daba tregua ni respiro en su juego. Dos nuevos ensayos en contra dejaron el electrónico en unos registros muy abultados para la diferencia que hay entre ambos conjuntos. Los de Zaragoza se impusieron en todas las facetas del juego y, además, superaron sacar provecho de la falta de acierto y los errores locales. Nuestro equipo tuvo que tirar de garra y de casta para ensayar por medio de Brandon Pino primero y de Robin después, para demostrar que el Valencia nunca se rinde.