VALENCIA RUGBY-Akra Bárbara DHB (Jornada 10) APLAZADO

Archivos

Archivos

Buscar

Buscar

TRABAJADA VICTORIA ANTE EL AKRA CON EL MONO DE FAENA (24-20)

Cuarenta y dos días después, nuestro equipo volvía a jugar un partido de competición oficial en la DHB de Rugby. Y eso, quieras que no, se nota. Entre las Navidades y la pandemia, hemos ido con cierto retraso, la verdad. Pero ahora estamos recuperando el tiempo. El partido ante el Akra Bárbara, correspondiente a la décima jornada del campeonato de Liga, había sido aplazado. Pero las ganas de ambos conjuntos por disputar al máximo este envite se evidenciaron en un choque de máxima intensidad que acabó con el apretado resultado de 24-20 y que mantuvo la tensión hasta la última jugada del mismo.

Como ya hemos visto a lo largo de la competición, en esta DHB que nos ha tocado vivir, nadie regala nada. El Akra de Alicante, que se ha forjado en otras categorías de menos lustre, llegaba a Quatre Carreres completamente renovado y al alza. Está realizando una magnífica campaña y disfruta de jugadores curtidos en mil batallas. Por ello, nuestro Valencia Rugby, se tuvo que poner el mono de faena para «currarse» una trabajada victoria. Aquí, en esto del rugby, hablar de bajas o de ausencias es muy feo. La palabra equipo tiene un significado y por eso, ante el Akra Bárbara, fue el triunfo del colectivo.

El partido se puso feo desde su inicio. Desde ese 0-7 que reflejaba el electrónico de Quatre Carreres al inicio del mismo, merced a un ensayo visitante a los diez minutos. Aunque Alberto Vidal, en una magnífica ruptura, igualaba el marcador (7-7; M. 16), la sensación de la hinchada local era que el conjunto alicantino también estaba en el partido y que había llegado a València dispuesto a llevarse la victoria. De hecho, a falta de un minuto para llegar al descanso, su apertura, Diógenes Strauss, volvería a poner en ventaja a su equipo con un golpe de castigo. (7-10 al descanso).

En la reanudación, y en la misma línea de esto de lo que hablamos, el Akra continuó martilleando a nuestro quince desde bien pronto. Apenas había transcurrido un minuto de juego cuando de nuevo su apertura, Strauss, ensayaría y pasaría el golpe subiendo el 7-17 al marcador. Había que volver a chocar, golpear y avanzar hasta la línea de marca rival. Y así fue. Los nuestros percutieron con dureza hasta ofrecer diez minutos de muy buen juego en los que se lograron dos ensayos. Primero Matthis Beley y luego Pablo Monzón (ambos transformados por Vidal), le dieron la vuelta al encuentro (21-17; M. 55). Pero la cosa no quedaba aquí. Alberto pasaría un golpe al que respondió Strauss (24-20; M. 70) y los últimos diez minutos fueron de infarto. Quizá, y pese a ese mono de faena del equipo, faltó oficio para no sufrir y evitar que el partido muriera cerca del banderín. Con un Akra que ya cantaba el triunfo. Pero el rugby, y la vida, a veces es así.