Una temporada en fuera de juego XVIII

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Anselmo López entra sin llamar en el despacho del inspector Mackie.

– Hola Anselmo, ¿gustas?-le pregunta el inspector Jem Mackie señalándole una botella de Gosset rosé Grand Millésimé vintage.
– No gracias, los de la judicial nos acaban de invitar a chocolate con buñuelos. Y además, como se entere el comisario jefe…
– Decía Napoleón Bonaparte que en la victoria mereces beber champán, en la derrota lo necesitas. Es la hora del vermut, y a falta de pan, buenas son tortas. ¿Qué quieres López?
– Que Pérez y yo nos vamos a la central con los informes, y que si no manda nada más, luego hemos quedado con las chicas para comer en la Girafe.
– Vale, id con Dios, y cuidado a ver lo que hacéis en la playa.

Unas horas antes Jem Mackie aparcaba el coche en doble fila, delante de la escuela oficial de idiomas, con la identificación de la policía en el salpicadero. Abajo en el río, en el reducto sucio y verde botella de vino barato, los valientes S-10 del RCV LF calentaban con Albert, mientras Miguel Ángel y Dani preparaban las alineaciones de los equipos, que esta mañana en menguado número se enfrentaban al San Roque y la UCV.

En este caluroso día que anuncia la primavera, el juego ya tenía sabor a Fallas, juego colorista, pajarero, festivo con tufo a pólvora; rugby de traca y petardos también, con olor y manchas de chocolate y churros. Como viene siendo habitual el campo de juego ni lo habían regado, ni peinado, ni sacado brillo, directamente lo habían acuchillado como el parqué ajado, testigo de su aridez fue el culo de Octavio.

Cuando los dos equipos esperan con ansiedad el silbido liberador del árbitro, se oye desde la banda la advertencia del inspector Mackie:
– Cuidado con los del San Roque que tienen la sangre llena de avants.
– No marees a los chicos, ya tienen bastante con aguantarme y soportar la piedra pómez del campo.
– Estos son más duros de lo que crees, de repente caen al suelo convulsos, gimoteando, embotijados, enrabietados y al rato, si apenas un leve reflejo de lágrima en los ojos y ya quieren salir al terreno de juego otra vez. Mira ese fiera, ¿cómo se llama?
– Pérez, Alejandro Pérez.
No para de presionar, y sin queja alguna.
– Es candidato al “Powerade”.
– ¿Y para los demás?, nadie se puede quedar sin premio.
– En el primer entrenamiento repartimos medallas de papel y alguna cuchillada de cien reales.
– Da gusto verles jugar, aunque a veces con el balón hagan un pan como unas hostias.
– ¡Ay Jaime!, si pudiéramos volver a nuestros años mozos.
– Sí Albert, pero eso no puede ser y además es imposible.

En su mitad del campo Alejandro sigue peleando, los demás parece que le hacen el espejo al contrario, hasta que algún veloz jugador de la UCV rompe la línea de ventaja en parabólica carrera y el  espejo se hace añicos. Adriana no está contenta, por más que pide la pelota, nadie se la pasa; Jorge Beta es feliz con dar una buena asistencia a Swan que raudo escapa al ensayo. Enchufado a  veces y otras desconectado de la red, Liam juega como si viviera en una riña callejera; David Prior y Fernando Fernández cuando consiguen encontrar la salida se les ilumina la carita, pero en más de una ocasión tropiezan en el quicio de la puerta y el balón se va a tomar por culo.

Justo al lado Giorgio arranca como un tiro, cambia veinte veces de dirección, sale trastabillado, da un salto mortal, pero no pierde la pelota, Ibu al acecho se hace con ella y corre de través, al llegar a la otra banda se acabó el camino, lo piensa mejor y asiste a Vicent que siempre con buen juicio juega con Óscar, este progresa hasta donde las fuerzas le alcanzan, llega tarde el apoyo y uno del San Roque le arrebata la pelota. Pero Manuel que pasaba por ahí se la quita a su vez de las manos y corre entre la defensa, está rodeado se apoya en Diego Pérez-Jorge que carga sin conocimiento con su cuerpo escañao, en la pelea otro del San Roque, puede que entrando por la puerta de al lado, se hace con el balón; Octavio y Víctor Ribes acuden como poseídos en presión y “a la australiana” se hacen de nuevo con el balón, dos buenos pases hacia fuera y culmina la jugada Alexis en déboulée por la banda.

– ¿Qué sabes de San Cugat?
– Me ha dicha Rambo que están luchando como jabatos, en esos torneos Iñigo y Fran saben cómo ponerles las pilas.
– ¿Dónde andan Tom y Jim, en San Cugat también?, luego llamaré a Cuca y que me cuente.
– ¿Qué se sabe del caso Gilbert?
– Tengo a López y Pérez investigando nuevas pistas. Pero tú ya sabes demasiado, y además lo cuentas en las crónicas.

Continuará (…)

Albert