Una temporada en fuera de juego IX

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Curioso que la gente crea que sacar de centro es exactamente lo mismo que sacar de centro, que dar un pase a ras es siempre lo mismo que dar un pase a ras, que empujar en el maul es empujar al infinito el mismo maul. Pero ¿quién no ha deseado alguna vez practicar, ante el espejo en la intimidad de su cuarto, este juego transgresor, violento e inocente con él que nos identificamos sin duda, aunque no nos atrevemos a confesarlo?

-En el juego si erramos no empezamos otra vez, empezamos de nuevo, cada balón, cada jugada nos depara momentos diferentes que jamás se volverán a repetir. Si fallas no empieces otra vez, empieza de nuevo, intenta hacerlo mejor esta vez, supérate, pide ayuda, ofrece tu apoyo, pero actúa por ti mismo. No esperes a que el problema se resuelva por si solo (probablemente en contra, o quizá a tu favor), o lo resuelvan los demás, actúa, equivócate, acierta y si no empieza de nuevo. Confiar en el equipo, en tus compañeros es bueno, incluso necesario, pero lo primero es confiar en ti mismo, es lo más importante  ante ese abismo a contrapendiente. Toma el balón y corre, confía en ti, ¡avanza!, y haz que todo el equipo se ponga en danza.

Esta arenga altisonante de los entrenadores sonaba a dulce melodía de ardientes notas en los oídos de Tom y Jim, más en los oídos de Jim que de Tom pero sonaba y resonaba; mientras Sabina y Patri desplegaban  las tropas en el calentamiento tras los palos, caballería de asalto en grandes movimientos envolventes. Agitaban Patri y Sabina los brazos indicando con órdenes precisas la estrategia a seguir. Satisfechos, Juanjo junto a Iñigo, observaban desde el puesto de mando la eficacia de sus tropas.

Y entretanto los del CAU, en disciplinado orden cerrado, se preparaban para el inevitable choque. Pero esta vez la proclama hizo efecto, y como los hombres del almirante Nelson cada corsario y cada octopus cumplieron con su deber.

Tom no se quedó atrás cuando todo el equipo subió a presionar, y consiguió recuperar el balón Víctor para jugar sin demora con María que generosa descargó el balón sin asegurar muy bien el pase;  pero Alejandro bien posicionado dio el pase a Bruno que zafándose de todos posó la pelota tras la línea de marca.

Jim siempre en cabeza fue el primero en presionar, el contrario erró y se amparó del balón Liam atento a la salida de la pelota huérfana; prosiguió la jugada apoyándose en Ricardo, y sobre un reverso a cámara lenta descargó para Mauro que lanzado justo a tiempo en el eje solo se detuvo en la zona de marca.

Cuando el pitido insistente del árbitro señaló el final del partido, los jugadores del CAU con cara de hacerse el harakiri escucharon las palabras ese día desalentadoras de su entrenador; y los nuestros, en piña alrededor de Juanjo e Iñigo, satisfechos pero sobrios daban su opinión sobre el partido. Prefiero sonreír incluso ante la adversidad, hay algo de vanidad estúpida en la gente que quiere ganar a toda costa.

Pero si las tropas de 4c celebraban en buena compañía el tercer tiempo, las huestes revolucionarias del Liceo francés montaban con Miguel Ángel y Dani una partida de mucha enjundia. Al grito de ¡Liberté, Égalité, Fraternité! estos sans-cullotes del rugby se unían a los amigos advenedizos del Paterna Ciencias para jugar saltándose las normas al uso, menos mal que Albert consiguió poner orden entre este grupo rebelde. Muy bien reforzados por Manuel, Ibu, Eric, Óscar o Rodrigo los de Paterna se esforzaron con alegría, ya que una de las normas del juego era jugar sonriendo, y soportaron con entereza los arreones de Jorge López y Alexis, las huidas desesperadas de Miguel o David Prior, todavía sobrecogido por los balones que explotan. Por el camino varios cadáveres que milagrosamente resucitaban en cuanto olían el cuero fino de la pelota, animaban el circo que pronto abrirá sus puertas.

Esperamos que esta mañana de rugby los chicos hayan aprendido a enfrentar los peligros y con ayuda de sus compañeros a superarlos, lo que supone que el bien siempre triunfa y que estamos del lado de los buenos; que hayan aprendido la manera correcta de actuar, en los malos y buenos  momentos, y que con paciencia, valor, tenacidad y fe se puede vencer incluso a los malos que se interponen en nuestro camino. Aprender el valor de la honestidad y el respeto. Aprender jugando.

Mas el juego de estos chicos es como la verdad y la sabiduría de los libros que no están en lo que dicen, sino en lo que insinúan.

Continuará (…)

Por Albert