Buenos días desde la máquina de pergeñar crónicas.
«Érase una vez un mago llamado Víctor que obraba prodigios entre los duendes, y dibujaba bonitos caminos de colores, en una parcela verde de cuidado césped artificial. Unos alegres duendecillos surgidos del mundo subterráneo se acercaron al lugar, y corrieron por los caminos adelante y atrás, y aprendieron a defender su territorio del invasor enemigo. Luego por encantamiento unos duendes se volvieron verdes y otros blancos. De un gran saco tomó el mago unos balones ovalados que hicieron las delicias de los excitados hombrecillos. Y bajo las órdenes del mago, los gnomos jugaron a un extraño pasatiempo que llamaban rugby.
Los duendes no eran todos iguales, los había más altos, más fornidos, más livianos; morenos, rubios y pelirrojos; e incluso algunos tocados de extraños sombreros. El mago les llamaba por sus nombres, para animarles en el juego. Pero los duendes son por naturaleza animosos y juguetones. El enanito blanco Nacho revolotea como nadie; Javi es el duende más fuerte y no le pueden parar; un geniecillo que se descubre valiente es Quique; Ivanchut es un curioso duende saltarín; Beltrán un trasgo peleón y desafiante; quien siempre busca escaparse y placar es el gnomo Arnau; pero entre los duendes blancos está también el más intrépido y listo Juancho.
El juego que practican los hombrecillos es rápido y vivaz, no hay tregua en las jugadas y todo sucede a gran velocidad. El espectáculo es bello y muy entretenido; otros personajes de los cuentos, que se han acercado a mirar, observan todo con gran curiosidad.
Y están los duendes verdes: Iván el duende que no da un balón por perdido; Borso es un geniecillo alto y buen corredor; uno de los duendes más pequeños y decididos es Gonzalo chico; Alex es un trasgo muy veloz y el que mejor placa; el gnomo que llega cada vez más lejos es David; Luis es un duende furtivo cazador de balones; y detrás de todos aparece Manuel el enanito sonriente y simpático.
Lo que más gusta a los duendes es correr hasta el final con la pelota, y tirarse por el suelo tras la línea, entonces se ponen contentos, y él que logra el premio más todavía. A esta jugada le llaman ensayo. Pero también les gusta atajar a los duendes de otro color cuando intentan marcar ensayo, eso es placar. En el arte del ensayo son diestros: Javi, Alex, Iván, Luis, David Gonzalo chico, Borso; y duchos en el placaje: Nacho, Quique, Ivanchut, Beltrán, Juancho, Manuel, Arnau.
De repente se acercaron las sombras amenazadoras de unos gigantes que atraídos por los gritos de los gnomos, se quisieron unir al divertimento. Y aunque los gnomos no son muy amigos de los gigantes, estos parecían amigables y les dejaron jugar. Pero la destreza en este juego es muy superior entre los duendes que entre los gigantes., y estos no hacían más que tirarse grotescamente por el suelo. Como no podía ser de otra manera los duendes ganaron el partido».
Pero la magia como el fuego se apaga, y hay que regresar a casa, ahítos de rugby como el lobishome de sangre tras la cacería.
Y a pesar del gélido tiempo con un sol que brillaba sin calentar, este sábado disfrutamos de una estupenda jornada de rugby en familia. Todo por mor de la magia del balón ovalado.
Hasta pronto y ¡a entrenar duro chicos!
Resultados: Duendes verdes-7.Duendes blancos-6.