TODA UN HISTORIA DE OJOS MORADOS Y PATADAS
En la Antigüedad existían ya muchos juegos de pelota, hay numerosos testimonios literarios, y hasta podríamos aventurar que
los hoplitas atenienses, las falanges macedónicas o incluso los machotes espartanos jugaban al football-rugby, pero no son más que burdas patrañas, estos más bien dedicaban su tiempo al entrenamiento militar con juegos griegos como el aporrhaxis, el episcyre o la pheninde, poco conocidos en realidad. También Marcial da fe en uno de sus epigramas de la práctica del latino harpastum entre los ardorosos legionarios romanos. Aunque todos ellos formaron el rico sustrato cultural y deportivo del rugby.
Luego no sería ya hasta el medievo en occidente(a partir de los siglos VII-VIII) donde encontramos una actividad deportiva cuyas raíces se remontan al harpastum romano. Esta se da con más relevancia en Italia, Francia occidental (primero en Normandía) y sobre todo en las Islas Británicas. En Italia hablamos del calcio, del cual existe todavía alguna rutilante manifestación en Siena y Florencia. En Francia con la moda italianizante llega a la corte y las crónicas de antaño describen al poeta Ronsard como compañero favorito de juego del rey Enrique II. Pero no será ni en Italia ni en Francia que este tipo de juegos tuvo continuidad.
Si bien en el continente existe la tumultuosa, violenta y a veces mortal soule o bola de Chalendas , que se jugaba con una gruesa pelota rellena de paja o serrín y enfrentaba a grupos, pueblos o gremios diferentes; es en Gran Bretaña e Irlanda donde encontramos manifestaciones más numerosas y casi tan o más violentas: el hurling de Cornualles e Irlanda, el knappan galés, el brutal camp ball de East Anglia o el ba´game de la Border, todavía practicado en Carterhaugh.
Mal vistos estos juegos por las autoridades competentes, que pensaban apartaban a los jóvenes de otros menesteres más provechosos como el tiro al arco útil en el ejercicio militar, fueron decayendo hasta el siglo XVIII en que casi abandonados, salvo en las zonas rurales, tomaron el relevo las instituciones educativas y las clases pudientes volvieron a practicarlo con gran regocijo; escuelas como Eton, Harrow, Charterhouse, Royal High School de Edimburgo inventan sus propias reglas y juegan al football-rugby. De la edad moderna tenemos referencias de un alumno del Sidney Sussex College de Cambridge: Oliver Cromwell un excelente jugador antes de dedicarse a la postre como lord protector al arte de la guerra y la paz, y a decapitar monarcas o disolver parlamentos. Curiosa es la postura opuesta que adoptaron ante la práctica del football-rugby las universidades de Cambridge y Oxford, la primera tiene una actitud complaciente, mientras que la segunda la reprueba.
Sería ya en el siglo XIX con la reforma de las instituciones de enseñanza asociada a las figuras de Thomas Arnold de Rugby y de Edward Thring de Uppingham , que el juego se desarrolló y floreció, sirviendo de vehículo para la educación de una clase social en auge y en busca de una formación conveniente para sus hijos, y futuros gobernantes de una nación en pleno apogeo. Nuevas instituciones al efecto son: Wellington y sobre todo Marlborough en Inglaterra; Llandovery College en País de Gales; Stewarts College o Loretto en Escocia ; o en Irlanda la Coleraine Academicals Institution.
Luego aparecerían los primeros clubs: Guys Hospital, Blackheath F.E. o el Hampstead F.C., el exclusivo club de los Harlequins, y finalmente la creación en 1871 de la Rugby Football Union (R.F.U.).
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