Las fabulosas crónicas de la historia de la rugby.

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LOS QUE HACEN LA MUDANZA, Y TE GUARDAN LOS MUEBLES.

Los Springboks que siempre han hecho gala de un rugby muy físico, rayando a veces la brutalidad, para amedrentar al contrario, fueron durante las décadas de los 60 y 70, junto a los All Blacks, dominadores del panorama rugbístico internacional. Los dirigentes del rugby sudafricano hicieron de los partidos de los Springboks una cuestión de honor y de afirmación nacionalista. Los capitanes de la selección sudafricana eran invariablemente miembros de la » Afrikaner Broerderbond», especie de sociedad secreta racista, y los jugadores eran considerados como soldados de primera línea; en los periódicos se podían leer cosas como:» Cada éxito deportivo de África del Sur es un golpe dado a nuestros adversarios deportivos y a nuestros enemigos políticos».
Así es que en la gira de los British Lions, por Sudáfrica en 1974, los test match alcanzaron tal grado de tensión y violencia, que el capitán de la gira: Willie John McBride convocaba a zafarrancho con la clave:» llamar al 99″ (abreviatura del número 999 que se usa en el Reino Unido para llamar a emergencias).Entonces acudían todos los miembros del equipo a repartir leña como un solo hombre.
La triunfal gira de los Lions le valió al segunda línea Willie John McBride la consagración como leyenda del rugby internacional, él, que ya lo era como jugador irlandés.
Se ha dicho de los 2ª líneas que son las torres del equipo, los más grandes y fuertes, los que mueven montañas, junto a los pilares son la base de la melé, pero sobre todo, son aquellos que cuando las cosa se ponen feas, en lo más recio de la bronca, te salvarán el culo. Cuando el 2ª línea sobresale como jugador se convierte en el líder de los delanteros y del equipo. Ejemplos de grandes 2ª líneas son: el talentoso wallabie John Eales; sir Colin Meads «Pinetree», un All Blacks de leyenda; el león irlandés W. J. McBride; el poderoso Springbok Víctor Matfield; y sobre todo el capitán inglés Martin Johnson paradigma del 2ª línea, auténtico líder de su selección.
Como 2ª línea rudo y buen jugador del balón, recuerdo en el R.C.V., a Suso de la Cuadra, al igual que su hermano Luis, un bravo pilar con barba y melena a lo Graham Price. No puede faltar otro miembro de los García del Moral: Jorge «Miliki». Un segunda línea de buenas hechuras, duro en el combate y animoso en el juego. El doctor Miliki, brujo curandero del equipo, es el creador del «Milinvento», un bálsamo curalotodo como el de Fierabrás. Internacional y Cent i Ratlla, con más de 200 partidos, después de bregar en la melé, las rodillas maltrechas, Miliki se ha convertido en el terror de los campos de golf.
Pareja bien avenida de Miliki fue Eduardín González Arbas, el hermano mayor del Gordo, que tanto podía empujar en la melé como segunda o tercera corredor. Internacional y Cent i Ratlla, amiguete machacón, un soplo al corazón le apartó de los campos de juego, y buscó refugio en un casal fallero.
El hijo del tío Bonet es Balta Bonet, una especie de Tarzán metido a segunda línea, grande y tranquilo, físicamente superdotado; jugador al que Paco Soler gustaba de apostillar con aquello de: «Con tu cuerpo, y mi cerebro…» Es Balta un buen amigo Cent i Ratlla al que se le pude abrazar sin complejos.
De entre el elenco de segundas destaca Alejandro Esteve «el Oso». Jugador excepcional, que a su impresionante físico unía una preclara inteligencia en el juego, lo que le llevó a ser líder del equipo y reconocido jugador internacional. Cent i Ratlla y estupendo amigo, como especie protegida de la fauna ibérica, suele ahora esconderse en la Sierra del Tremedal.
El chicarrón Vicente Ballester fue jugador de vocación tardía como W. J. McBride, y capaz de chutar a palos como John Eales.
Por último un clásico del R.C.V. el sempiterno Michael «tío Roper» Dorcey. Contaba Alfredo Bonilla que cuando por primera vez apareció en un entrenamiento, todo el mundo le huía, por la dureza con la que se entregaba a su labor. Efectivamente como dice Obélix: «Están locos estos irlandeses». Representante genuino del fighting spirit y fair play de la isla verde. Este segunda línea duro y luchador hasta la extenuación, es un entrañable personaje de nuestro club, por quien las jóvenes generaciones sienten una abnegada devoción. Pero que Dios te libre de que el «tío Roper» te dé un apretón de manos, o te acorrale en la barra de un pub, para eso es mucho mejor el joven Liam Dorcey.
Y cuando la cosa se ponga fea en un partido, os aconsejo que os pongáis a buen recaudo de un valiente 2ª línea.