Encuentros con el Tatami en la tercera fase,

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Como en una película de ciencia ficción nuestros chicos se midieron el fin de semana anterior a los New Kids on the Block del Tatami Rugby Club, uno de los equipos decano de la ciudad de Valencia, que este año tras los fastos de su 50 aniversario han incorporado a sus bases a chicos en las categorías de S8. Lo cierto es que cuando recibimos el correo de su invitación a jugar al rugby en nuestra categoría nos quedamos gratamente sorprendidos, principalmente porque todo equipo que se sume a las categorías inferiores alimenta la cantera de este deporte y eso siempre suma, sean del equipo que sean, de ahí el titulo de esta crónica.
Para hacer honor a la verdad los groc i negre eran grandes como si de samoanos se tratara, de hecho algunos de ellos jugaban con la misma contundencia que los polinesios, y aunque parezca extraño de entender esa es una de las vicisitudes y virtudes de este bello y rudo deporte, el poder medirte a contrincantes de mayor envergadura y plantarte ante ellos de tu a tu, sin retroceder ante sus embestidas, por mas que lo intenten. Y eso es lo que nuestros Jabatos hicieron a diestro y siniestro, jugando en equipo, sin fisuras, sin dejarles espacio para que hicieran su juego; algunos de los malabaristas del Tatami se desesperaban ante nuestros intratables chicos del equipo Blanco primero, que cambiaba de jugadores, línea a línea como si de la munición de una metralleta se tratara;los recursos de los contrincantes en tamaño, nada podían con los aplicados jugadores del Liceo Francés Valencia Rugby Club, que placaban y placaban y corrían apartando jugadores rivales con total decisión. Los ensayos no tardaron en llegar y la desmotivación de los gigantones del Tatami tampoco, y esa es otra de las perlas del rugby, cuando un equipo juega cohesionado incluso teniendo menos kilos y altura en el campo es imparable, y eso es lo que hicieron minuto a minuto el equipo Blanco.
Pero si creéis que el trabajo en común quedó ahí, por su parte el equipo verde mientras esperaba en la banda a que llegara su turno, no dejo de cantar ni un segundo animando a sus compañeros todos a una voz. Había momentos en los que parecía que teníamos al plantel de las cheerleaders de los Angeles Leakers en forma de mini rugbiers, y que aquello mas que el campo del liceo era la versión de Twickenham en Valterna donde los aficionados entonan cánticos de animo a sus equipos sea el resultado que sea, como parte del divertimento de este deporte. El caso es que la comunión entre jugadores fue la nota dominante.
En su turno el equipo Verde, saltó al campo de juego con las mismas intenciones que los compañeros que disputaron la primera parte; divertirse jugando al rugby, demostrar lo aprendido durante los entrenes y enviar un mensaje al Tatami, de que esta categoría tiene mucho futuro por delante y que no será el Valencia Tecnidex el que se lo ponga fácil. Las jugadas a la mano fueron escasas, puesto que el balón parecía impregnado en miel y los jugadores una manada de oseznos ávidos del dulce néctar, pero es propio de su fase de aprendizaje y de las ganas que tienen todos de no dejar de perder la oportunidad de jugar el oval, aunque se lo tengan que robar al propio compañero. Los verdes, entre los que se encuentran algunos de los veteranos de la categoría demostraron muy buenas formas, buenos y salvadores placajes, y mucha visión de juego. Unos apoyándose en los otros, con muchos relevos y oportunidades para todos, que les anima a estar siempre alerta a salir rápidos al campo de juego a refrescar a sus compañeros. De igual modo, aunque quizás con menor intensidad los Blancos animaban desde la banda a sus compinches, por su parte padres/madres y familiares hacían lo propio, y entre ánimo y ánimo alguna mirada demoledora y en silencio a la versión de Capitán Garfio que se animó a pitar los partidos.
Tan solo me queda decir, que las impresiones son geniales, que los chicos están haciendo piña entrene a entrene, partido a partido, y que mas allá de las habilidades propias del Rugby esa es la fase fundamental y que les acompañara con mayor satisfacción a lo largo de los años que sigan disfrutando del Rugby; el encontrarse con sus amigos dentro y fuera del campo, el ayudarse unos a otros, el apoyarse cuando un compañero es derribado, el correr tras él esperando que pueda pasársela, y en definitiva fomentar la unión y el trabajo en conjunto, mas allá de las individualidades que no tienen ni cabida, ni sentido, ni efectividad en este deporte en el que todos son necesarios, nadie sobra, y que siempre acabas levantándote tras haberte caído mil veces durante un partido. Es un deporte duro, no vamos a negarlo, pero que aporta múltiples satisfacciones. A los padres nos enseña que nuestros hijos son capaces de pelear contra chicos que les doblan el tamaño, que no se rinden ni que tengan a 10 jugadores encima, y que para poder ensayar deben partir desde atrás, y a ellos, además de en lo deportivo lo físico y sacrificado, les enseña a tener respeto al rival, humildad ante los resultado, y hospitalidad con los contrincantes.
No quiero cerrar esta crónica sin agradecer el excelente trabajo de los padres, organizando y montando el tercer tiempo de una manera tan excelente y opípara, y aun sabiendo que lo fácil seria comparar con los terceros tiempos que nos hemos encontrado por ahí mucho menos elaborados, me quedo con lo aprendido del Rugby: nosotros agasajamos a nuestros rivales, amigos y contrincantes, cómo lo hagan los demás no va a marcar nuestro camino. Felicidades Padres, vosotros habéis demostrado también ser un equipo en la retaguardia, tan importante como los Jabatos del Liceo Francés Valencia Club de Rugby.

Para acabar, dar las gracias al padre periodista que nos pasa estas buenísimas crónicas. ¡Muchas gracias crack!