DÍA DE RUGBY PERFECTO
El grupo de whatsapp rugía desde buena mañana: Un padre: “por aquí diluvia”, otro: “Por aquí el tráfico cortado”, una madre: “¡¡¡Aquí está granizando!!!”
Y la pregunta que hoy en el club se conoce como “Guillamonada”: “¿HOY SE VA A JUGAR?”
Contestación por mi parte: Hoy hace un día perfecto.
Y así fue.
Al llegar a 4 Carreres el espectáculo era el de esperar. Todos arremolinados en recepción viendo como caía el diluvio universal y los valientes S-14 chapoteando y disfrutando como gorrinos en el campo. Sólo faltaba el barro. No se puede tener todo.
A los S-12 nos tocaba a las 11:00 y nos fuimos a la grada para esperar nuestro turno de water-rugby.
El cuadro que componían los rostros de nuestros muchachos era de lo más variopinto. Desde el risueño al espantado, pero todos con una emoción en el rostro que me recordaba mi época de jugador ante esos días que te preguntabas qué narices hacías allí mientras podías estar en casita calentito en el sofá envuelto en una manta recibiendo los mimos de mamá. La respuesta sin embargo era obvia. Estabas allí porque eso no te lo podías perder.
Así que mientras veíamos como caía el agua hicimos 2 alineaciones y el primer conjunto, una vez montado, fue a calentar al terreno de juego para enfrentarse al Tatami.
Eran 11 justos para que no se enfriaran los suplentes. Pues bien, los hados tuvieron piedad y justo antes de empezar nuestros encuentros y salvo alguna que otra gota esporádica, el cielo dejó de desplomarse sobre nuestras cabezas y hasta salió un esplendoroso sol en 4 Carreres. De esta forma inició el primer partido.
RCV VERDE 30 –TATAMI 5
Con el campo encharcado los ánimos tardaron un poco en hacer que el calor del juego contagiara a unos chicos un poco congelados. Sin embargo, los primeros contactos y chapuzones hicieron que se despejaran y una vez quitados los primeros remilgos por no mojarse, todos fueron al lío.
El partido inicialmente fue un toma y daca en el que las imprecisiones fueron la moneda corriente. Poco a poco y a medida que transcurrían los minutos y las partes, nuestro dominio, tanto en la presión defensiva como en el juego desplegado, hizo que la balanza se decantara de forma definitiva y bastante clara hacia nuestros intereses.
El partido fue bonito por la entrega y en alguna ocasión se vieron algunas jugadas dignas de mención. Placajes, y alguna subida en presión más o menos homogénea, hicieron que el rival se viera desbordado y falto de ideas ante nuestro empuje.
RCV NARANJA 15 -CAU LOBOS 50
Inmediatamente después, nos tocaba el turno contra el CAU. Esta iba a ser otra historia.
El CAU, como conjunto ya más hecho y ordenado, nos mostró que al rugby hay que jugarlo mentalizado y comprometido. Con el balón en las manos y campo para correr todo es más fácil. Sin embargo y como les digo a nuestros chicos, para avanzar y hacer avanzar a nuestros compañeros (objetivo principal del rugby) lo primero es tener el balón. O sea que, antes que nada, el rugby es un deporte de lucha y de conquista y para tener el balón, hay que quitárselo antes al contrario. Eso se nos olvidó en las dos primeras partes y lo pagamos en el resultado. No fue hasta la tercera y última parte del encuentro, que sacamos esa casta y mentalidad luchadora y dimos una imagen totalmente distinta. Los placajes ya eran más contundentes, la presión defensiva apareció finalmente y eso dio sus frutos en forma de un par de ensayos que dejaron a nuestros chicos un sabor de boca diferente y demostrándoles una vez más que la mentalidad lo es casi todo en este deporte.
Con los deberes hechos, llegó el tercer tiempo, la paella, el homenaje a Michael, los encuentros de veteranos y séniors y finalmente la chocolatada que cerró un dia apoteósico.
Lo dicho, un día de rugby perfecto.