Crónica jornada 18-01-014.

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Rugby Dadá.

Buenos días desde el ingenio de la historieta. (Debo reconocer que el ingenio está estropeado, la máquina de pergeñar sin pilas y el manual de cómo se hace una crónica lo he perdido, así que no respondo del resultado. Solo estoy seguro del tanteo, de los jugadores y de que la guapa Pilar nos acompaño en el calentamiento).
Es 34 de abril hace mucho calor en el desierto, pero a mi no me importa, tengo cantimplora, gafas de sol y sombrero de segador. Hasta el desierto la travesía en barco ha sido penosa, desde el capitán al último polizón, todos han arrojado por la borda el contenido de su estómagos maltrechos, ¡qué asco! Vicente hace fotos.
Bueno ya estamos en las instalaciones deportivas el césped artificial está caliente y rasposo como culo de mono. Y llegan nuestros amigos: Manuel, Alex, Artur, Rubén, vienen disfrazados de indios, esto promete, seguro que hay pelea. A la fiesta se unen Ivanchut, Matheo, Javi, Pablo, Vicente y José María, igualmente con la cara pintada. El último en unirse al grupo es Sergio Melenas, un espíritu libre del rugby.
Vicente hace fotos. Por más que buscamos a nuestros contrincantes no aparecen. Cuando vemos en una esquina unos chicos ataviados a la antigua moda carcelaria de USA. Es el Tatami, un equipo de valientes chiflados, dispuestos a todo.
Dicen que solo son siete, pues siete más siete catorce. Ha jugar se ha dicho. ¿A qué jugamos? Vamos a ver puede ser a los bolos, a saltar o las canicas; no mejor al rugby es más ingenioso. De acuerdo que pite ese señor que tiene un silbato rojo, y parece muy formal.
Javi se ha sentado sobre el balón, y lo ha chafado, ahora es ovalado, pero da igual jugaremos de todas maneras. Vicente hace fotos. El Tatami saca de centro, y el balón vuela hacia donde quiere, lo toma Manuel que se va recto contra la defensa, arremete con fuerza y aguanta la embestida del contrario, al relevo Matheo que busca al compañero mejor posicionado, y encuentra a Sergio, genuino representante del rugby caníbal que no hace prisioneros, llegado de los mares del sur, te parte el corazón o te arranca la cabeza con suavidad; enfila como poseso el primer hueco, se deshace de varios defensores, y ya se va a marcar su primer ensayo.
El Tatami es un equipo valeroso que no se arruga ante nadie, además en el transcurso de los primeros minutos han llegado refuerzos: el Gigante, y más jugadores para completar el equipo, ya se juega a nueve. Ahora sí que empieza el baile. Vicente hace fotos. A Matheo siempre le toca bailar con la más fea, pero no le importa, se abraza con gusto a las piernas de cualquiera que lleve medias. En lo más caliente del combate, el Tatami apuesta por lanzar a su jugador más fuerte el Gigante, Alex que conoce muy bien las consignas del partido se zambulle a las piernas y derriba al Gigante sin remedio, ¡bien hecho!
El partido se convierte en una alucinante ensalada de topetazos, y para poner un poco de cordura entre tanto desmelene, aparece Artur dando aire a un balón algo sofocado, pero también surge Ivanchut para añadir más disparates al encuentro con su desconcertante juego, que esta vez resulta efectivo. Vicente hace fotos.
La pelea por conseguir el balón es tan ardorosa, que a veces nos olvidamos donde está. Coge uno del Tatami la pelota y se escapa como una liebre hasta la zona de marca. Pero bueno da igual, llega Pablo, maestro en el arte del toreo, un par de banderillas, un quiebro, dos muletazos de artista, pase de pecho y a matar. ¡Pero qué es esto! gritan los aficionados del Tatami.-Mais oui, c’est du rugby Dadá- dice Philippe. Mientras tanto por su banda José María maniobra a gusto, enderezando el rumbo del encuentro y si no puede sortear al contrario, sirve el balón en bandeja de plata.
Con el partido al rojo vivo Rubén y Matheo caen fulminados por un rayo, amenaza lluvia. Rubén se levanta y sin miedo al enemigo asaltado regresa al combate; Matheo con la mueca del dolor en el rostro se resiste a abandonar el campo. Vicente hace fotos.
Pero cuando el Tatami parecía encontrar la falla en la defensa, suena la Cabalgata de las Valquirias (con permiso de don Ricardo), y allí legan con sus briosas monturas Javi y Vicente, nada se les resiste, son los mensajeros de los dioses, y traen buenas noticias, con el balón bajo el brazo avanza irresistible Javi, y remata la jugada a la carrera Vicente en ensayo.
Al final del espectáculo los rayos y centellas iluminan el cielo, retumba el trueno, cae la lluvia, la gente grita despavorida, es una hecatombe, el partido se acaba, pero el mundo no. ¡Hemos ganado! El resto de nuestros aguerridos amigos han escapado del desastre refugiándose al abrigo del Liceo.
Lamentamos no haber podido corresponder a la hospitalidad del Tatami, que nos invitó (un poco tarde quizá) a su local social, pero el inesperado chaparrón de última hora propicio la desbandada y el desconcierto en nuestras filas. Unos salieron corriendo, otros chillando, hay quien se tiro al río y otros alzaron el vuelo como alma que lleva el diablo. ¡Entrena con ganas, y sé fiel a tus amigos!
Los entrenadores de S-10 no se hacen responsables de las mentiras que aquí se han escrito, y recomiendan encarecidamente que no acudan al próximo partido, a no ser que les gusten los espectáculos truculentos y bizarros. Vicente hace fotos.
Firmado: Pepe Leches.

Jugaron: Manuel, Rubén, Ivanchut, Pablo, Vicente, Javi, Matheo, José María, Sergio, Artur y Alex.
Resultado: RCV Liceo francés 12- Tatami RC 4.
Ensayos: Sergio 5, Pablo 4. Javi 2, Vicente 1.