Crónica jornada 1-02-014.

Archivos

Archivos

Buscar

Buscar

Una amenaza roja y negra. (Seguido de) Juancho, sus amigos y los frijoles mágicos.

Buenos días desde el ingenio de la historieta. Amanece en Cileo, una espesa bruma cubre el valle, y desde la espesura, ladera arriba llegan al otero: Pablo el elfo sobre su montura blanca, seguido de Sergio el bárbaro, hijo de Conán el cimerio, el poderoso Javi, el muchacho más fuerte que existe en el mundo, y Matheo el bretón inquebrantable. En lo alto de la colina ya les espera Vicente, el de los pies ligeros, y por el puente sobre aguas turbulentas cruzan Samuel, el del rostro impenetrable, y los gemelos luchadores Rubén y Manuel. A caballo a través del bosque oscuro llegan José María, el caballero negro y el príncipe Artur, primo del rey Arturo el de los caballeros de la mesa redonda. Cuando ya están todos reunidos alrededor del roble sagrado, de lo alto de la copa, desciende Ivanchut, el guerrero albino, de la estirpe de Atila.
Ahora todos juntos se dirigen a la verde pradera de Cileo, donde no sospechan que una amenaza roja y negra, que ha llegado de allende las montañas azules, les espera entre la niebla matutina.
Cuando la compañía de valientes pisa la yerba verde, en la llanura aparece por sorpresa la emboscada de una banda de salvajes con la cara pintada de negro y el cuerpo rojo, casco ceñido hasta las orejas y desafiante semblante. Reclaman dicen su derecho sobre el balón ovalado, que los valientes custodian en viaje hacia las islas de Britania. Un gigante de túnica amarilla aparece para dirimir las diferencias en la disputa. Pero el ejército rojo y negro se resiste a ceder en sus pretensiones, y una dura lucha se entabla sobre la pradera de Cileo.
En la primera ocasión con valor y la ayuda de todos sus compadres, Manuel consigue llevar a buen recaudo el preciado balón. Las peligrosas incursiones de Javi y Sergio dan sus frutos, y la amenaza parece desvanecerse. Los salvajes no consiguen avanzar y sufren el acoso permanente de los valientes. Vicente, a pesar de que le han mordido en el brazo, corre con el balón más allá de las líneas enemigas.
Pero el combate es duro y virulento, las fuerzas se resienten, y los salvajes preparan una estrategia demoledora: atacan en grupo compacto y abren brecha en el corazón del ataque. Los valientes ven peligrar su custodia. Samuel busca escapar del acoso con astucia, Matheo surge en el centro de la pelea como león rodeado de demonios, saltando por encima del fuego enemigo lo intenta con elegancia Pablo, y Artur está resuelto a no ceder ni un metro.
La sombra roja y negra parece invadir la verde pradera, Rubén superado por los salvajes es salvado por la espada de Manuel, y se une de nuevo al combate. Los demonios rojos y negros brotan del suelo inesperadamente por todos los lados, José maría ataca a la desesperada, y abre profunda brecha, mientras Ivanchut derriba incansable al enemigo terrible y hosco. Un temerario ataque pleno de arrojo de Sergio, secundado del poderoso Javi es la última esperanza, pero los salvajes resisten al postrer intento, y se retiran entre gritos con el preciado botín.
Los valientes ven con pesadumbre como el enemigo se aleja, pero ellos no cejaran de luchar, por recuperar el balón ovalado, aunque tengan que ir a las mismas puertas del infierno. Y saben que más batallas se librarán hasta la victoria final.

Juancho sus amigos y los frijoles mágicos.

Una mañana de invierno que Juancho está aburrido en la puerta de su casa, le dice su madre: -Juancho saca la vaca a pasear, y a ver si encuentras algo para echar al puchero. Juancho toma la vaca del ronzal, y avisa a sus amigos Mario y Gonzalo para que le acompañen. En el camino se encuentran en un verde prado con Carlos, Héctor Taja, Pau Luisón, David Meis y Mateo, que les han echado un partido de rugby a Arnau, Luís, David Marco, Hugo, Manu, y Héctor.
Que mejor ocasión que divertirse con este brutal juego. Mientras la vaca de Juancho se escapa tranquilamente hacia el río, los animosos jugadores corren ligeros por el prado. En un descanso del juego Juancho echa en falta su vaca y corre a buscarla, junto a un árbol se encuentra con un duende que le interpela:
-La vaca es mía, me la he llevado al fondo del río, que es donde vivo. Pero a cambio te regalo un puñado de frijoles.
-¿Y qué voy a hacer con esto? ¡No valen ni para el puchero!-dice Juancho.
-No-replica el duende- son mágicos, amiguito.
Y desaparece por encantamiento.
-Vaya tontería -piensa Juancho, y tira los frijoles al suelo por encima de su hombro.
Regresa a su casa, y para no levantar sospechas de su travesura, se acuesta sin cenar.
A la mañana siguiente se acerca al prado a buscar la vaca, y conforme se aproxima ve a todos sus amigos sentados alrededor de una enorme planta de frijoles que llega hasta las nubes.
-Mira Juancho, que pasada, son los frijoles del duende. -Vamos arriba -dice Arnau.
Trepan por las ramas y las hojas de la colosal planta, atraviesan las nubes de algodón. Arriba todo es gigantesco: los árboles, las frutas, las casas, el palacio al cabo del camino, y sus moradores, gigantes, ogros hambrientos de carne tierna.
Aunque Juancho y sus amigos han andado con sigilo, el fino olfato de los ogros les ha delatado.
-¿Qué hacéis aquí, estúpidas criaturas humanas? -les espeta un gigante en calzones cortos. Se adelanta Carlos inocente: -Queremos jugar con vosotros ¿Conocéis el rugby?
-Claro que sí, lo invento mi abuelo que es inglés de Inglaterra. Os propongo un trato. Si ganáis os lleváis esta gallina que pone huevos de oro.
-¿Y si perdemos? – pregunta Luisón un poco asustado.
-Pues te comeré a ti el primero, ¡jajajajajaja! Vamos a jugar enanitos.
-Sí pero tu balón es muy grande para nosotros -dice Hugo.
-No temáis es mágico. Manu coge la enorme pelota y se achica en sus manos.
-Vale que empiece el partido, yo saco -dice Gonzalo.
En cuanto los gigantes reciben el balón, a grandes zancadas llegan a la meta. Parece imposible pararles. Pero el indomable Juancho demuestra a sus amigos, aferrándose a las piernas de los gigantes, que también ellos pueden derribarles. Mario corre libre entre las piernas de los ogros malvados, que se desesperan ante su destreza para escapar del peligro. Así que todos se animan, y tanto persiguen a los asombrados gigantes, que corretean alegres con el balón bajo el brazo sin temor alguno.
Luís que no le tiene miedo ni a las brujas, ni a los ogros, prepara la estrategia:
-Gonzalo, tú chuta bien fuerte y bien lejos. Carlos, Héctor Taja, Pau, Manu y David Meis escapáis corriendo a la planta de frijol a pedir ayuda. Arnau, Mateo, Hugo, Luisón y David Marco engañad a los gigantes con burlas, y Héctor, Mario y Juancho cargáis con la gallina.
Así lo dijo y así lo hicieron. Cuando los últimos descendieron de las nubes, los leñadores Javi y Sergio, que habían acudido en ayuda, talaron la planta de frijol, y los gigantes solo consiguieron asomar sus feas jetas a través de las nubes.
Todos juntos se fueron a merendar a casa de Juancho. Y sus padres muy contentos con el regalo de la gallina, se olvidaron de la vaca. Pero no solo se trajeron la gallina, pues en el último momento el veloz Mario se apodero del arpa mágica y aún mejor del balón encantado.
Moraleja: ¡Entrena con ganas, y sé fiel a tus amigos!

Resultados: RCV verde 6-CAU 7. Ensayos: Manuel (1), Vicente (1), Javi (2), Sergio (2)
RCV blanco 6-San Roque CR 15. Ensayos: Javi (1), Mario (1), Sergio (4)

Muchas gracias a todos por el estupendo 3º tiempo y todo vuestro apoyo.
Os recordamos que este sábado 8 de febrero se celebra la 3ª jornada del campeonato autonómico en el campo del «Vergeret» en Tavernes de la Valldigna. El club pone un autobús a disposición de los jugadores. Faltara confirmar horarios.
Atentamente entrenadores de S-10.