Crónica 6/5/2017.

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Partidos imaginarios.

Buenos días desde la máquina de pergeñar crónicas. El sonido de la mañana crece atrapado entre el ramaje verde y refrescante del bosque. Algunos chicos corretean entre los árboles perseguidos por los rayos de sol, otros parecen entalegados que se dirigen al río.
Para los vecinos de Mesopotamia, el sábado los campos de rugby hace tiempo que pasan por ser una casa de locos. Cuatro jugadores de asalto entran a media mañana en el terreno de juego, remanso de cuchillos prietos con ánima de cristal. Ruido inseguro de ferrocarril en el encaje de la melé.
Todos los sábados Fran espera nervioso para ver a los chicos reventar la pantalla del cine con sus fantásticas carreras, son sueños desesperados al filo del combate.
Comienzan los partidos sobre una perspectiva cerrada, seca sin un árbol, sin un pájaro, solo los palos en el punto de fuga. Al sonar el silbato el campo contrario parece una isla a la deriva, y sienten que ha llegado el momento de jugar como héroes, es tiempo de ser libres, de vivir y amar a lo loco.
Los chicos abren el juego, se pasan el balón descolgando nubes sobre un campo atiborrado de golpes. Los sufrientes delanteros doblan las rodillas como bailarines de tango en la puerta del ruck; una melé se abre para envenenar el ataque, otra se cierra y a la mano con los bellos tres cuartos un lance se prodiga feliz.
Los partidos tibiamente se suceden, amores olvidados en un verano resplandeciente. Patri y María arman a la canalla con pieles de cordero. Un partido cruje tierno y sabroso, Leo y Juan se han dejado parte de la piel, para que Rubén se arrastre con gallardía por las murallas de Valencia, esperando pescar la luna ovalada en un cubo de suspiros.
En otro partido a Gael le sorprende la jugada hablando con el diablo, y la pelota pez reluciente le rebota y de rebote la cazan Octavio y Eric para fabricarse galopadas sin freno. Mientras tanto en un ángulo imposible, córner latino de los legionarios, Ibu juega rascándose la panza con la panza del balón.
Aunque este partido ya lo ha vivido Alexis, viene a percutir perseguido por la muerte en la escollera de la defensa; y en su estela Jorge con Fernando engarzan placajes blandos de hierro, huidos de las furias. Las jugadas se suceden trenes de olas en primavera, a Manu y Vicent les brillan los ojos jugando como en el patio del colegio.
Se abre el telón Isma roba un balón al descuido y con Sergio montan una comedia de capa y espada, encima de la mesa Héctor les da la réplica; y entre bambalinas Luis exultante escapa como una anguila plateada.
¡Corren a la fuga los del CAU, les Abelles y los nuestros!
Soñar despierto partidos de geometría inaccesible, es lo que hace Fran detrás de sus huestes. Saque de centro, el balón le llega a Carlos Montañana que tiene piedra imán, soporta los embates del mar, dieciséis brazos vienen a rescatarle, pero… el abismo. Entre los ahogados, que el mar devolvió al pie del acantilado, surge una pelota de Corinto, Nacho se hace con ella, su mirada aguda advierte a Mateo que ya amaga la carrera para fijar al contrario, al paso da el balón a Raúl, se adentra en el bosque se enreda en unas zarzas; tienen que venir a rescatarle Iván y Franki a dentelladas deshacen el entuerto; Curro hace el relevo evitando pisar esos charcos efervescentes. Le llega, en la linde del bosque encantado, el balón a Paul que solo ve peligros en la niebla; una sombra sigilosa se desliza ente los árboles, tiene el rostro clandestino de Marco.
El equipo repica con arrebato, doblan campanas en la última ofensiva; Álvaro y Lucas restallan, son capitanes de centella que hienden con sus cuerpos en los confines de la marca.
Cuando los chicos juegan al amanecer son viajeros en la tierra, pero en realidad, ¿quiénes son, de dónde viene, dónde van?
¡Entrena con ganas, y sé fiel a tus amigos!
Enhorabuena al equipo S-16. Muchas gracias y buenas noches